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jueves, 16 de septiembre de 2010

EL CURA DE NUESTRA SEÑORA DE LA PAZ

- ¡Que capo el cura!- Dijo el Mono Darío.
- Si viste, nada que ver con otros como el de la Merced que es medio marica- replicó el Cuervo Darío.
- Si a este le gusta el fútbol y practica artes marciales- Comentó Cachito.
- Claro y lo que sabe de armas- Siguió el Mono.
- Mirá vos -dije como al descuido, tratando abstenerme de cualquier opinión sobre un cura.
- Tendrías que venir a una reunión en la parroquia - me dijo Omar.
- Siempre el mismo pelotudo - le contestó el Mono- ¿no te acordás que el flaco es judío?.
- Ya sé boludo, pero ¿por qué no puede ir a la chopeada que organiza el cura el sábado?.
- Si, tiene razón Omar, voy a ir con ustedes el sábado- Dije-
Los Daríos, Cachito y Omar asintieron y el Mono me vendió la entrada. No se me había cruzado por la cabeza la posibilidad de una conversión, pero me intrigaba conocer a ese cura que tanto fascinaba a mis amigos. La imagen que yo tenía de los curas era la de unos seres oscuros, ojerosos, y que despedían ciertos vahos que mezclaban incienso, naftalina y almidón Colman.
Finalmente llegó el sábado, le dije a mi viejo que me encontraba con los muchachos en la esquina y en una de esas comiamos unas pizas en lo de la abuela del Mono. Si le contaba la verdad, Benjamín llamaba al tío José y al tío Isaac, para que me convencieran que tenía que hacer pronto el Bar Mitzba, antes que me convirtiera... Fuimos, el Cuervo me presentó al padre Zitelli, y tengo que confesar que me cayó simpático, podía ser un taxista, verdulero, panadero o cualquier persona, nada que se pareciera a lo que yo imaginaba como cura. Bueno, despues de todo sólo había sido un apretón de manos, y despues me tomé todo el choop que se me puso a tiro... Que curioso, hoy los organizadores de la fiesta, incluido el cura, irían presos: tanto yo como mis amigos no pasámos los 16 años...
La borrachera de esa noche fue inolvidable, al punto que no recuerdo cómo llegué a mi casa que estaba a escasas tres cuadras de la Iglesia.
Tan sólo (hoy día puedo decir esto) tres larguísimos años después leo una noticia, en la que dos ex - presas políticas denuciaban al capellán de la policía padre Eugenio Zitelli, además de cura párroco de Pueblo Nuevo, por avalar torturas... Para ese momento yo tenía nuevos amigos, entre ellos Frasquito, el anarquista que pinturrajeó toda la Facultad de Humanidades con larguisimas consignas acratas. Lo había conocido en la Facultad, pero vivía tambén en Pueblo Nuevo, y una noche que nos encontramos en el colectivo, bajamos y me pidió que lo acompañara. LLegamos a la Iglesia y sacó de su mochila unos aerosoles negros... Juro que temblé, pensando en la cantidad de damajuanas de vino que nos podia costar eso si nos descubría el comisario de la 25... Pero Frasquito permaneció imperturbable, y escribio BENDECIR TORTURADORES ¿ES CARIDAD CRISTIANA?, en una de las paredes laterales de la Iglesia...
El escrito permaneció mucho tiempo, pero a los pocos días ya habían trasladado a Casilda al padre Eugenio Zitelli, ex cura párroco de la Iglesia Nuestra Señora de la Paz, de Pueblo Nuevo...